El jefe de Estado el viernes 20 de mayo decidió lo contrario para su nuevo gobierno, pues desde hace tiempo se planteó la hipótesis de que Emmanuel Macron no reemplazaría de inmediato a sus dos ministros en un llamado a gestionar la guerra en Ucrania. Al decidir sustituir a Jean-Yves Le Drian en el Ministerio Europeo y de Asuntos Exteriores por la ex embajadora Catherine Colona, Florence Parly en el Ministerio de las Fuerzas Armadas y uno de sus leales, Sébastien Lecornu. En el extranjero, el presidente está pasando dos páginas a la vez: ministros que han estado en el cargo desde su llegada en 2017, pero el final de un ciclo estratégico largamente tematizado por expertos y el conflicto ucraniano enterrado con él.
Refrescar caras sobre el tema de estas importantes carteras no es muy arriesgado desde un punto de vista funcional. Estos dos ministerios tienen una administración fuerte, con Quai d’Orsay y Hôtel de Brienne co-administrando el archivo ucraniano fuertemente pilotado con Elysee. Finalmente, Francia está menos involucrada militarmente en el conflicto. Solo las tropas regulares están estacionadas como parte de la posición defensiva de la OTAN: 350 tropas francesas en Estonia y 500 en Rumania.
La guerra de Ucrania acapara más la diplomacia que los ejércitos, que siguen muy implicados en el Sahel, empleando a unas 4.600 personas y sin gestionar Malí. Pero desde la erupción del 24 de febrero, el conflicto entre Moscú y Kiev ha cambiado muchas cartas, trastocando prioridades, al tiempo que añade una buena cantidad de incertidumbre. METROMe Entonces Colona y el Sr. Legornu debería adoptar rápidamente sus funciones.
Sahel al fondo
El expediente más afectado por la guerra hoy es la seguridad europea, como imaginaba el jefe de Estado ante esta crisis. Es decir, seguridad relativamente autónoma separada de la OTAN. Los temores de seguridad deberían contribuir a fortalecer los presupuestos de defensa europeos. Pero la reincorporación de EE.UU. al viejo continente con el nuevo impulso de la OTAN requiere el fortalecimiento de los recursos humanos (aproximadamente 100.000 soldados), así como la reinversión diplomática y financiera. Les permite comprar equipos estadounidenses, especialmente al otorgar subsidios a los países que suministran armas a Ucrania.
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