Los héroes de la novela de Diego Vecchio no luchan por el planeta, sino por sus remanentes, no por preservarlo, sino por «museo». «Especies en extinción» Un mito barroco que mezcla historia, ciencia y ficción. Su escritor argentino ejemplifica la loca pretensión de los hombres de querer coleccionar todo, etiquetar y vitrificar una tierra al borde de la destrucción. “El tiempo cambia inevitablemente el mundo. Nada sobrevivió por completo. En el pasado solo había polvo y piedras. Los recuerdos son remanentes y son tan precisos que están tan fuera de lugar. « Ésta es la moral y la seriedad de una novela hilarante que uno se traga con avidez.
La historia, ambientada en una América todavía joven (principios y mediados del siglo XIX), es el punto de partida de la donación sorpresa de un extraño inglés a la ciudad de Washington para crear una institución dedicada al conocimiento. Zacharias Spears, un maníaco prehistórico, ha sido nombrado director del flamante Museo de Historia Natural, donde morirá por un hueso diplomático. La competencia es feroz con otros museos de todo el país. Las civilizaciones y los gustos cambian rápidamente. Pronto, el redescubrimiento de la vida antigua de los indios es espectacular. El comercio de cascos, cerámica y momias en exhibición está prosperando a medida que los miembros de su tribu son felizmente masacrados.
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Spears fue expulsado de sus operaciones por otro papel único: Benjamin Bloom, un ex soldado que se transformó en el historiador etnográfico de los «nativos americanos». Pero su meticuloso enfoque científico no hace nada cuando se enfrenta al surgimiento de nuevas tendencias: «Museo del salmón», «Museo de los adjetivos», «Sin museo», «Museo de cosas geniales que el pezón de una bruja»…
Diego Vecchio pone a prueba nuestra geomática con esta lista de estilo avanzado. O con la historia épica que creó el mundo que Spears proporcionó al principio del libro. La genialidad de esta «contrahistoria» de los museos está en la forma de una historia satírica que demuestra que no basta con poner la belleza y el humor del mundo bajo un espejo para proteger a la humanidad. Antes de aparecer, se debe permitir que el planeta viva y respire.
Felipe Sevilla
DR.
«Extinción de criaturas» de Diego Vecchio, traducción de Isabel Kugnon, Crochet, 224 p., 20 euros.
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